Friday, May 4, 2012

La desgracia de las 3 tallas


 
Me encuentro en el medio de la desgracia de las 3 tallas. Explico. Hace un tiempo – como hace 2 años en verdad- me rebaje como 7 kilos gracias a Weight Watchers, y como mandaba la guía/counselor/gurú con su tonito de” you can do it!” fui a comprar ropa nueva, y deshacerme de la vieja que me quedaba grande. Fue super divertido y motivante medirme ropa de 2 tallas menos y que me quedara bien. Atreverte a ponerte algo que si esta de moda, y milagro! No parecer una hallaquita mal envuelta. Pero así como Elluz Peraza, yo fui flaca por un día.

Debo confesar que como esta no es la primera vez que me pasa, la ropa que me quedaba grande no fue donada en su totalidad al Salvation Army, fue metida en una bolsa de esas que se escachapan en el fondo del closet, para nunca volver a ser abierta.Ajá.

Poco a poco algunas cosas me fueron quedando cada vez más apretadas, pero por suerte hay cosas que estiran, y lo que al principio me quedaba bolsudo se iba como acomodando pues, pero también eso fue cambiando. Habían pantalones que si y otros que no, camisas que ni de vaina, y otras como “chica como que note queda tan mal”, nótese que vivo sola y esto puede ser un total delirio de mi parte.

El hecho es que no me quedó mas camino que empezar a pensar donde estaba la bolsa esa (ay por favor Dios mío que haya por lo menos 2 pantalones). Efectivamente los había ( YES!) uno marrón y uno negro, perfecto entre eso y los tights, el uniforme del trabajo estaba resuelto. O eso pensaba yo.

Cuando me fui a poner el primer pantalón me quedaba como a un payaso, el tiro no tenía arreglo, me flotaba en la cintura. Por momentos creí en los milagros, perdí 2 kilos mientras dormía!, pero no, cuando fui a medirme el pantalón de una talla menos, no me apretaba en la cintura, pero en las piernas si, como que alguien me hubiese echado miracle grow!, pero ahí mas o menos se podía, el de la talla menos no pasaba de la rodilla, el del medio mas o menos, y el grande se me caía. Esa, señores es la maldición de las 3 tallas. Ninguna te acomoda, no quieres botar nada porque no sabes si volverás a ser flaca por un día, o vas a necesitar las tallas de gorda, porque fuiste de visita a Caracas y te comiste la Danubio y sus alrededores. O con el cuentico de que ya hay mejor clima, y porque no, el happy hour, un vinito de lunes a lunes no le cae mal a nadie.

Antes de que me critiquen ya empecé “weight watchers” otra vez, no estoy tan hardcore como antes porque no me sale, y retome las clases de Zumba para ver si por fin una vez mas vuelvo a esconder la bolsa en el fondo del closet.

Éxito, y hambre, eso es lo que hay.